Education - K-12

Equilibrio entre lo online y lo offline: encontrar un enfoque híbrido para la tecnología educativa

Evitar las consecuencias de la ruptura digital para los jóvenes.

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Los dos últimos años de la pandemia nos han demostrado que la educación a distancia, de una u otra forma, estará aquí para quedarse. Aunque la mayoría de los estudiantes han vuelto a la escuela, hay algunos casos en los que estamos viendo que el aprendizaje a distancia se está convirtiendo en la norma, ya sea en sesiones individuales con profesores especializados o proporcionando acceso educativo a personas vulnerables. Sin embargo, los últimos años nos han enseñado que el acceso a la tecnología también puede suponer una barrera para los más desfavorecidos económicamente. También es cierto que la pandemia y los posteriores cierres ayudaron a acelerar el avance de la tecnología educativa o "Ed-Tech". Sin embargo, en algunos casos también han aumentado la brecha digital que existe en todo el mundo.

Los estudiantes más jóvenes se ven especialmente afectados por las interrupciones de la educación. Mientras que los que tienen acceso a Internet y a los ordenadores pueden adaptarse trasladando parte de sus estudios en el aula a través de Internet, para muchos sin acceso, las desigualdades digitales dificultan el aprendizaje. En todo el mundo, el acceso a Internet dista mucho de ser abundante e, incluso para aquellos que pueden acceder a las clases online, la calidad de la participación es difícil de reproducir, especialmente para los más pequeños. Por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Estadística, en el tramo de ingresos más bajos (900 euros mensuales netos o menos), el 9,2% de los hogares con niños carecen de acceso a Internet, lo que representa que cerca de 100.000 hogares no pueden conectarse a la red. Por su parte, únicamente el 0,4% de los hogares con mayores ingresos (más de 3.000 euros netos al mes) no cuentan con acceso a Internet.

Aunque volver a un confinamiento estricto es poco probable por el momento, crear resiliencia para futuras interrupciones sería una medida sensata para evitar la interrupción generalizada de la educación de los niños. Si no se abordan las brechas digitales, la distancia entre ellas se ampliará, lo que probablemente agravará las desigualdades existentes.

En lo que respecta a la tecnología educativa, es esencial que los profesores y las escuelas fomenten la inclusión digital y adopten las últimas herramientas e innovaciones. A medida que las tecnologías avanzan y están más disponibles, es importante que los colegios no amplíen inadvertidamente la brecha digital que ya existe. Más bien, las instituciones académicas deberían considerar una combinación de soluciones disponibles o un trabajo híbrido. Plataformas como Google Classroom pueden contribuir en gran medida a equilibrar la brecha entre lo físico y lo virtual para apoyar con éxito el rendimiento de los estudiantes.